UNA FORMA DE MIRAR LA VIDA

UNA FORMA DE MIRAR LA VIDA
mirando a la vida

domingo, 25 de noviembre de 2012

DEMASIADAS DESPEDIDAS

En ocasiones es difícil decir adiós. Sobre todo si ese adiós es definitivo, el que marca la muerte. Ese siempre causa dolor.
Miro retrospectivamente este año y me doy cuenta de todos los que se han ido, que de una manera u otra están ligados a mi existencia. Personajes públicos, actores y actrices, cantantes, políticos. Entes que marcaron una época que me ha tocado vivir. Otros, más intimos, más ligados a mi sangre. Algunos de los primeros me hicieron sentir un nudo en la garganta e incluso derramar alguna lágrima. La nula cercanía te hacen sentir que siempre estarán ahí, como los recuerdas, en sus papeles, siempre iguales. Los otros te desgarran el alma, y no porque no tengas claro que es "ley de vida" sino, porque nunca es el momento adecuado, aún cuando tu razón te dice que es lo mejor, que sufrir para nada es tontería y que tiene que suceder se quiera o no. Pero hay que reconocer que es duro y que los recuerdos pesan y que cuando tienes el día tonto es más difícil sobrellevarlo.
Demasiadas voces anuncian el cambio de era, cambio por otra parte necesario. Unos catastrofistas, otros más espirituales, otros escépticos. Todos perdidos porque nadie sabe nada, sólo que el mundo está enloquecido, que la violencia campa por sus respectos, que la tierra se queja de tantos desmanes y los terremotos y los volcanes hacen sentir toda su furia. El ser humano está perdiendo el norte, porque el norte que buscó está equivocado. Todo se centra en el poder, el dinero, el consumo desmedido, la mentira, el engaño, el Yo por encima de todo y " sálvese quien pueda". De lógica esto tenía que estallar.
Hace tiempo que vengo observando mi entorno, su deterioro, su cambio, cómo las personas van perdidas en el día a día sin saber muy bien que está ocurriendo. Las noticias, siempre negativas, siempre con el miedo como bandera, siempre haciendo incapié en lo que perdemos, pero nunca en lo que podemos ganar si sabemos entender que ´nos está pasando. Voces que se levantan contra las injusticias, algunas con poco volumen desde la comodidad del territorio conocido y seguro. Otras más comprometidas, las menos.
El mundo está de cambios, se cansó de tanta miseria, de tanto rico podrido, de tanto egoísmo. Se cansó de ese mundo de papel cliché donde todo es maravilloso, donde los negocios son rentables sin esfuerzo, todos basados en el consumo desaforado para encubrir las verdaderas necesidades, la falta de esa mano tibia y segura donde sentir un poco de apoyo, el corazón donde verter nuestros miedos para reciclarlos y salir con fuerza renovada. Eso lo hemos cambiado por las modas imposibles, por los lujos falsos, por los sentimientos de plástico. Este mundo está cambiando y este año es su comienzo y hay mucha gente que ya ha comenzado el cambio pero de una forma mucho más sublime, ellos ya no necesitan ese reciclaje, ya dieron todo lo que tenían que dar y su cambio es para convertirse en seres de luz, entre ellos quién fué partícipe de que yo estuviera en este mundo, mi padre. Ojalá desde donde estén, nos ayuden a entender cual es el camino para volver al ser humano real. De todas las formas, este año lo presiento raro, diferente. Demasiadas despedidas.

LA VIDA COMIENZA EN ESTE INSTANTE

Es bueno este ejercicio de desprenderte del pasado, siento como si poco a poco fuera dejando sitios vacíos y el aire fresco empezara a entrar moviendo las telarañas del ayer.
Tengo ya dos bolsas bien llenas de pasado, para tirarlas a la basura. Figuras de sitios que visité y que hacía ya mucho tiempo estaban durmiendo el sueño del olvido en un cajón, muchas de ellas ya no recordaba su existencia. Verlas me ha hecho volver hacia atrás en el tiempo, hacia un tiempo que creía olvidado pero que todavía estaba ahí.
Entradas a museos, me doy cuenta de la cantidad de museos que he visitado en mi vida. Me gustan los museos, ese sosiego de sus salas, ese observar, junto a lo expuesto, la reacción de quienes miramos. Me gusta observar a la gente, sus reacciones, sus comentarios. Adivinar algo de ellos sin que se den cuenta. Posiblemente me equivoque, pero me da igual. Es un juego para mi misma, nadie entra en él, salvo yo. Las bolsas se van llenando y yo también, justo de lo contrario. Ellas se llenan de cosas muertas, yo de espacio vivo.
Entre tantas cajas vacías, papeles tirados, armarios con huecos que muestran la deformidad de la madera por el peso de los recuerdos, me topo con los álbunes de fotos. Fotos en blanco y negro, en color, que por el tiempo o la mala calidad, van perdiendo el tono de los colores y el brillo. Las personas me miran, me sonríen. Los paisajes, unos conocidos, otros no tanto, me hacen rebuscar en las aguas de mi memoria. Algunas las miro y sin ninguna duda las rompo. No me duelen, no me cuentan nada. Ese tiempo fué fugaz, importante en el instante, pero nada más. Otras me cuesta más, infinitamente más. Forman parte de mi vida, de mis experiencias, de mis errores, de mis aciertos. Alegrías y tristezas se mezclan. Hacen que alguna lágrima brote de mis ojos. Estoy tan absorta en mirar y recordar, en acariciar el ajado papel, que no siento ni el entumecimiento de mis articulaciones por la forzada posición en la que me mantengo. Voy haciendo montoncitos, de algunas sé que no seré capaz de deshacerme, otras seguramente me costará pero lo haré. Esta que tengo ahora en mis manos es una de ellas. Está tomada en Venecia. Una Venecia nocturna, llena de sentimientos, llena de magia y hechizo.Recuerdo que eso sólo lo sentía yo, mi acompañante era un turista sin más. Me hechizó la ciudad por lo que provocaba en mí. La luz del sol rompió ese hechizo y me convertí, como los demás, en una turista más, que como mis acompañantes dejé que el deterioro y la suciedad se adueñara de mi vista. Mi Venecia mágica, había desaparecido para siempre. Miré la foto por última vez y la rompí. El dolor duró un instante, ese momento en que oyes el ruido del papel al rasgarse, nada más. A esa fotografía le siguieron muchas más, es curioso, en ellas aparecían las mismas personas siempre. En el fondo sabía que me estaba despidiendo de ellas, que ya nada nos vincularía en ese momento de vida compartida.
Miro el reloj, se ha pasado la tarde, ya las sombras se empiezan a adueñar del espacio. Me levanto como buenamente puedo. Mis huesos se niegan a hacer el esfuerzo, pero yo los obligo. Me estiro para desentumecer los músculos y enciendo la lámpara de lectura. Un exceso de luz me molesta. A mi alrededor hay varias cajas vacías,  las más deterioradas las tiraré a la basura, las otras las guardaré vacías en su sitio, dispuestas a guardas nuevos pedazos de mi vida.
Me cambio de ropa, preparo las bolsas para sacarlas y deshacerme de una vez de retazos de mi vida que sólo ocupan sitio y que impiden que otros nuevos puedan encontrar el lugar que les corresponde.
Afuera hace frío, me envuelvo en mi viejo abrigo, enrosco la bufanda de forma que me cubra desde los oídos y cojo como puedo todo de lo que me quiero desprender. Me siento bien, aliviada, tranquila.
La vida comienza en este nuevo instante.

jueves, 22 de noviembre de 2012

LOS ARBOLES MAGICOS


La noche es fría y desapacible, la gente pasa deprisa, embutida en abrigos, gorros y bufandas, las manos en los bolsillos, la inmensa mayoria, y sin mirar nada ni a nadie, y sobre toda embutida en si misma en sus pensamientos, en su vida.

Todo es impersonal, la soledad se hace mayor en las grandes ciudades, nadie se preocupa por nadie, solo existen los propios problemas, lo demás es nada, cada uno se atiende a si mismo, a lo más se escucha alguna conversación donde alguien esta saliendo muy mal parado, la constumbre de ver en los demás nuestros propios defectos. Sin embargo hay un amalgama de problemas compartidos, de ideas comunes que nos hacen movernos en el mismo circulo.

La gran avenida está profusamente iluminada, a las ramas desnudas de los árboles les han colocado unas hojas extrañas, ajenas, luminosas, que los hacen mágicos y ayudan a ver el duro paisaje de cemento y piedra de una manera especial. Pero la gente no se para a ver el espectaculo, lo miran sin ver, pasan como pasan por la vida, de puntillas, sin dejar que nada los aparte de sus propios pensamientos.

No quiero ser como todos ellos, ahora me siento dueña de mi tiempo, de mis ideas, de mis emociones y de la avenida iluminada con árboles mágicos. Me paro en medio de la ancha acera y me quedo mirando todo con ojos nuevos, con esos ojos infantiles capaces de asombrarse por las cosas mas sencillas, por los letreros luminosos, por los escaparates, profusamente adornados, como si quisieran dotar al exterior de la calided que carece y sobre todo me fijo en las personas que transitan a mi lado. Algunos me esquivan, otros me miran fugazmente y seguro que ponen en duda mis aptitudes mentales.- ¿que hace parada ahi enmedio?, ¿no sabe ponerse a un lado y dejar pasar?-.Seguro que es lo que piensan. No me importa, eso también me hace dibujar una sonrisa en mis labios. De pronto siento una sensación extraña, como si alguien me llamara sin utilizar palabras, pero la estoy oyendo. Giro sobre mi misma, esfuerzo mis ojos en ver de donde sale esa sensación que siento, que me obliga a buscar a mi alrededor, esa voz muda. La veo, agazapada en un portal, protegida por la semipenunbra  de una puerta medio abierta, despeinada, con las ropas sucias y algo rotas. Me mira con sus ojos dulces, ojos infantiles, que sin embargo han visto mucho de la dureza de la vida, y con una leve sonrisa en los labios, sonrisa timida, asustada. Me dirijo a ella, la miro fijamente y mi sonrisa se amplia, aflora en mí un sentimiento de protección, de ternura. Le brindo mi mano, cálida, que ella tarda unos segundos en aceptar mientras me mira a los ojos con algo de desconfianza. Cuando mi mano nota el contacto de la suya, la atraigo hacia mí, despacio, dulcemente, me agacho para ponerme a su altura y acaricio su carita sucia apartando un mechón de pelo. Es bonita, como una muñeca, tirada en un rincón después de muchas horas de juego, con las ropas ajadas y deslucida.

Juntas, cogidas de la mano nos dirijimos a una cafeteria cercana, la gente nos mira, vuelven a pensar que estoy loca, pero me da igual. Ahora me percato de que hay un árbol, cuyas hojas mágicas no lucian, pero que poco a poco van cogiendo luminosidad. La avenida está preciosa con esos árboles mágicos. Entramos en la cafeteria y seguimos cogidas de la mano, que bonita esta la avenida.........

 

miércoles, 14 de noviembre de 2012

YO LA HE ENCONTRADO

La serenidad, el equilibrio, la paz interior, ese no sentir un nudo en el estómago, aceptar que la vida es como es y que aquello que no nos gusta o nos duele sólo tiene dos caminos, la aceptación o el cambio. Hay situaciones que no se pueden cambiart, en esas sólo cabe la aceptación y es ahí cuando empezamos a darnos cuenta de que hemos dejado de luchar contra una resistencia que nos agota inutilmente.
Yo he dejado de luchar en muchas de esas resistencias, he llegado a la conclusión de que en su día tome decisiones que debí de tomar mucho antes, pero a veces los miedos nos frenan y aguantamos situaciones incómodas y dañinas por temos a enfrentarnos con la realidad, por temor a desaprender lo que nos grabaron en el disco duro íntimo y particular cuando eramos tiernos infantes. Por eso he dejado de creer en ciertas afirmaciones que hasta ahora me ha hecho callar cuando debía hablar y pensar que era lo normal cuando en mi interior había una vocecilla que me decía " rebelate" , Por eso ahora sé:
Que los días no son como yo los planeo, sino que tienen su propia inercia y que me debo dejar sorprendar por ella.
Que el amor, ese que nos hace sentir mariposas en el estómago, ese que nos tiene con los ojos vueltos para atrás, no es eterno. Pero admito que a mí me sigue haciendo soñar.
Que la pareja no se mantiene porque así lo dicen, sin más, desde que se forma hasta que uno de sus elementos pasa a formar parte de la ciudad de los muertos, porque es cómodo, porque a uno lo mantiene la economía y al otro lo doméstico. Que se mantiene reconquistándola cada día, sin faltar ninguno y que los pequeños detalles son indispensables para que respire.
Que los hijos no siempre estarán a tu lado, porque  aunque es de bien nacidos ser agradecidos, porque no son "tus" (posesivo) hijos y está claro que no te pertenecen por vida. Que tú sólo has sido el instrumento para que ellos puedan venir a este mundo, por lo que son independientes de tí.
Que no hay que creerse los estereotipòs que nos han enseñado, porque así ha sido siempre y es de norma que siga siendo.
Que en el mundo  no siempre habrá pobres muy pobres y ricos muy ricos, porque el ser humano es así y no va a cambiar.Aunque esto nos cueste un poco más, yo no pierdo esa esperanza.
Que desde que nací he conocido la palabra crisis, porque es una palabra que algunos les viene muy bien soltarla cuando creen necesario, para aumentar su poder. Y que nos manejan como a borregos. (Yo de momento intento ponerme a un ladito del rebaño).
Que el mundo es como es pero que podemos cambiarlo con un pequeño esfuerzo, empezando por cambiar  nuestra forma de pensar y de hablarnos.
He encontrado mi parcela de paz, mi sonrisa fija en los labios, mi tiempo.......y he dejado atrás esa necesidad de tener, de hacer acopio de lo material, de consumir sin necesidad, he dejado de dar importancia al dinero, más hallá de lo estrictamente necesario para poder vivir en una sociedad que me rodea y de la que no siempre me siento formar parte de ella, porque prefiero cerrar los ojos y sentir el calor de otra persona a mi lado, de esa tan especial que me hace sentir mariposas en el estómago, o taparme los oidos para por unos segundos oir más bajito el alboroto de mis hijos mientras me río por la última ocurrencia de uno de ellos o sentirme abrazada y segura de que mi mundo es un mundo de amor, respeto y alegría. No necesito más.... bueno ¡ sí!...una porción de chocolate acompañada por el bizcocho que acabo de sacar del horno...Hummmmmm....¿Quién va a querer cambiar esas sensaciones por un escalafón más en la escalera del poder, de la avaricia y de la destrucción? Estaríamos locos!!!!!!! Es por todo esto que he encontrado un trocito de paz....