UNA FORMA DE MIRAR LA VIDA

UNA FORMA DE MIRAR LA VIDA
mirando a la vida

jueves, 21 de junio de 2012

SOLSTICIO DE VERANO

En esta noche mágica del solsticio de verano, dejad atrás todas las cosas negativas, las cosas que ya no sirven, aquello que nos dolió y que nos cuesta dejar marchar, todos los sentimientos dañinos, todas las creencias que nos frenan. Encended el fuego purificador y danzad con las hadas, los elfos, los duendes, dejando a la magia hacer su labor. El druida recogerá las últimas plantas que la primavera nos ha regalado y las dejará secar para aprovechar todas sus bondades.
La música sonará y los amores floreceran al calor tibio de la noche. Los días largos, empezarán a menguar en pequeños pellizcos de tiempo. Las risas sonarán y el trabajo será dado de mano. Todo tiene un brillo, en este tiempo.
Dejad la mente en blanco, vaciarla,para poder llenarla de nuevo y dejad que la savia nueva recorra vuestras venas.
¡¡ Bienvenido seas, verano!!

martes, 19 de junio de 2012

LOS HIJOS DE LA TIERRA


Son ellos, los hijos de Gaia. La aman y la reverencian,  la cuidan, porque saben de su espíritu sagrado. Agradecen, con cánticos, cada una de sus dádivas, y piden perdón, desde el fondo de sus corazones, por cada vida que toman para su alimento.  
Ella, la Madre Tierra, les regala, generosa, lluvias vivificantes, cosechas abundantes y belleza en cada una de sus estaciones. Cuida de sus hijos como lo que és, la Gran Madre, la portadora de vida. La que perdona los daños recibidos por esos díscolos hijos que no saben reconocer todo su amor, todo su desvelo. Y aún estando herida, descuidada y maltrecha, llama la atención de sus hijos , quiere que la escuchen en su sordera y  sigue siendo generosa con los suyos, con los que un día, cuando terminen su andadura por la vida, volverán a ella, a su materia y a su espíritu,

Por eso, hijos de Gaia, la Gran Madre Tierra, no ceseis en vuestros cánticos de agradecimiento  y seguid danzando y pidiendo perdón por el daño infligido a la que de su seno sale toda la vida.

viernes, 1 de junio de 2012

DOS DEL DERECHO, UNO DEL REVES

Miro el reloj nuevamente, con impaciencia, con temor. Las manecillas van marcando el tiempo inexorablemente y los minutos va pasando con la misma velocidad que aumenta mi ansiedad. Me asomo a la ventana y miro al exterior, ora a un lado, ora al otro. El paisaje no cambia. La misma calle, las mismas ventanas en frente, nadie caminado por sus aceras. Solamente la noche.
Después de la lluvia caída, ha bajado la temperatura. Se agradece, hoy ha sido un día caluroso y ya llevamos más de medio mes con los termómetros amenazando con estallar, pero al final lo que ha estallado ha sido la tormenta. Con cada relámpago, con cada trueno, iba liberando pequeñas cantidades de miedo, de temores, de energía incontrolada. La tormenta ha conseguido que yo no saltara en mil pedazos.
 Las horas que son me hace pensar que algo anormal ha sucedido. Al principio pensé que sería por la tormenta, pero ya hace rato que ha pasado.
Vuelvo a sentarme, cojo la labor e intento centrarme en el movimiento de las agujas; "Dos del derecho, uno del revés, tres del derecho, uno del revés, basta suelta". Me lo voy cantando en voz alta, para no equivocarme, para no pensar. " Dos del derecho, uno del revés, tres del derecho, uno del revés, basta suelta". Mi pensamiento quiere desobedecerme, quiere ser libre, yo no le dejo. "Dos del derecho, uno del revés, tres del derecho, uno del revés, basta suelta". Al final gana él.
Dejo las agujas y me levanto, voy a la cocina, la vista se me va al reloj que hay colgado en la pared de enfrente. Abro la nevera y me sirvo un vaso de leche. Bebiéndola me asomo otra vez a la ventana, nada ha cambiado desde hace quince minutos. Mi ansiedad crece, con ella mi miedo.
Me parece oír algo, me acerco a la puerta, pero no se oye nada. Habrá sido mi imaginación.
Me siento nuevamente en el sillón y me doy cuenta de que no he quitado la labor, sentándome encima. Mi vista vuelve al reloj. Es tarde, tendré que acostarme. Mañana hay que levantarse pronto.
Me rindo, no puedo con mis pensamientos, con mi miedo, con mis temores. Intentaré dormir. Paso por al lado de la puerta de la calle y esta vez si he oído algo, esta vez no es mi imaginación. Con el corazón a punto de desbocarse me lanzo a abrir la puerta, el deseo de que sea verdad me impide darme cuenta de que tengo la llave echada. Por fin abro y ahí esta, mirándome, con esos ojitos azules que le llenan la cara, moviendo el rabo con elegancia, pasa al lado de mi pierna y se roza con ella, como saludándome, entra ufana y tranquil, se dirige a su cestito y se acuesta ronroneando. Ya ha vuelto a casa, mi linda gatita de dos años, que quiso esta tarde ver el mundo, por fin ha vuelto a casa. Ahora puedo dormir tranquila. ¡¡Chiquilla traviesa!!

EL SOL Y SUS TORMENTAS.

Leo que el el astro sol, nuestro querido sol, está afectado por tormentas y que estas tormentas nos afectan a todos. Que por eso, el ser humano saca su agresividad, su intolerancia, su avaricia y su envidia, haciendo que la vida sea más que complicada de lo que realmente debería ser. Y que toda esa energía mal administrada nos está llevando a dejar un planeta en banca rota, una Naturaleza machacada y manchada en su hermosura, demostrando que el ser humano es peor que una plaga de langostas.
¿De verdad, quieren hacerme creer que todo esto que estamos viviendo, incluido el enfado de la madre naturaleza desatando terremotos y volcanes, sutnamis y sequias, es por efecto de las tormentas solares?.
Más bien pienso que el ser humano está afectado por un virus de insolidaridad e hipocresía, desde casi su creación, lo único que ultimamente estamos llegando al final de la enfermedad y ahora es el momento de saber si nos salvamos o de si la enfermedad puede con nosotros. Lástima. Tal vez deberíamos volver hacia atrás y volver a realizar el camino, pero esta vez con más calma, con más amor y sin tanta ambición.
Posiblemente nuestros tormentos no serán por culpa de las tormentas solares.

LA HISTORIA DEL TAMBOR

Se dice que cuando Tunkashila (el Abuelo Universo) estaba dando un lugar para todos los espíritus que habitan, y que tomaran parte en la habitabilidad de la Madre Tierra, se oyó un sonido, una fuerte explosión, de lejos en la distancia.

Como Tunkashila lo escuchó, el sonido seguía llegando más y más hasta que finalmente fue justo en frente del Creador; "¿Quién eres tú?" preguntó el Creador. "Yo soy el espíritu del tambor", fue la respuesta. He venido a pedirte que me permita participar en estas cosas maravillosas. "¿Cómo va a participar?", Cuestionó el Creador. "Me gustaría acompañar el canto de la gente. Cuando se cante desde el Corazón, voy a cantar como si fuera el latido del Corazón de la Madre Tierra. De esta manera, toda la creación cantará en armonía".
Tunkashila accedió a la petición, y a partir de entonces, el tambor fue acompañado de voces de la gente.

A lo largo de todos los pueblos originarios del mundo, el tambor es el centro de todas las canciones.
Es el catalizador para el espíritu de las canciones, para levantarse con el Creador, para que las oraciones de las canciones lleguen a donde están destinadas a ir.
En todo momento, el sonido del tambor trae integridad, respeto, entusiasmo, la solemnidad, la fuerza, el coraje y el cumplimiento de las canciones.

Se trata de los latidos del Corazón de la Madre dando su aprobación a aquellos que viven en ella.

El Águila abraza esa Medicina, y lleva su mensaje al Creador. Así se cambia la vida de la gente.

- Una leyenda Abenaki. "La historia del Tambor"