UNA FORMA DE MIRAR LA VIDA

UNA FORMA DE MIRAR LA VIDA
mirando a la vida

martes, 20 de diciembre de 2016

DAÑOS COLATERALES/LAGRIMAS INOCENTES

Daños colaterales, Dos palabras a sépticas para nombrar la barbarie de la sinrazón. Dos, tres, cuatro o realmente ninguna, razón, ninguna idea que merezca la pena estos "daños colaterales". Las creencias solo se sostienen para aquellos que no tienen nada, ni siquiera vida, y necesitan una droga que los anestesie de su pobreza no tanto material cómo espiritual y de razonamiento. Ningún dios tiene potestad sobre la vida de los inocentes, sobre la mirada aterrorizada de un futuro tratado cómo trapo viejo. Ninguna promesa de cielos, ni de huríes, ni de ningún premio puede tener cómo base el miedo, el hambre, el frío, el llanto de esos inocentes que no pidieron venir a este mundo, y que son o mejor dicho, muchos eran, el futuro de esta sociedad enferma, hipócrita, egoísta y que mira para el lado que le conviene sin ver la verdadera consecuencia de sus actos cobardes.
La vieja Europa se rasga las vestiduras cuando locos fanáticos, que han mamado la droga religiosa que empobreció a sus antepasados, y los empobrecerá ahora, porque solo tiene por motivo el tenerlos bien agarrados para esa esclavitud que sin llamarse así tiene las mismas consecuencias. Esbirros a la orden de gentuza que solo quieren poder, poder y más poder. Estar por encima de todos y al final terminan creyéndose sus propias mentiras. Europa grita y llora cómo plañidera cuando el horror de la sinrazón toca a sus tierras, mata a sus ciudadanos y rompe de golpe el consumo, la comodidad y la seguridad insegura en que pasa sus gloriosos días.
Las grandes potencias, juegan cómo niños, a juegos de guerra siendo las consecuencias mucho más dramáticas que esos juegos infantiles. Prueban sus capacidades militares pensando en la paz, dicen, cuándo la paz es sencillamente la inexistencia de todos esos artilugios que se utilizan para la destrucción y la muerte.
Ponemos al mando de nuestros gobiernos a gente con una ambición tan desmesurada que llegan a creer que el mundo es de ellos, porque tienen posesiones, porque tienen cuentas bien repletas en bancos, porque se rodean de gentecilla que les va besando sus babas y sus desechos, porque la envidia es una mala consejera y en el fondo todos esos "mindundis" "besa culos" querrían estar en posesión de lo que el otro tiene. Mala y rastrera la condición humana.
Sentamos en el sillón a quiénes juegan con nuestras vidas, con nuestras ilusiones, con nuestro futuro y luego nos llevamos la mano a la cabeza. Mientras tanto nuestros niños, sí nuestros.....los de Siria, los de Irak, los de Afganistán, los de Yemen,......todos esos niños que sufren sin ninguna culpa el afán desmedido de unos adultos con taras tan grandes que deberían estar encerrados cómo lo están los enfermos mentales que no pueden hacer vida normal. Al fin y al cabo, por muy mandatarios que sean, por mucho dinero que tengan, por muchos besaculos que arrastren tras de sí, son tan enfermos mentales o más que los que llamamos locos.
Sinceramente, creo que la humanidad solo sabe destruir y destruye hasta a su propio futuro. Un futuro que mira hacia arriba y pregunta, inocentemente, el motivo de ese sufrimiento gratuito que le estamos dando. Un futuro en los ojos que hablan solos de niños que no se merecen tener la labor de mantener a unos adultos que para nada mira por ellos.Lo malo es que crecertan, serán adultos y este cáncer que corroe el planeta tierra seguirá creciendo y expandiéndose por los siglos de los siglos.
Ya no quiero seguir en esta tierra infectada, egoísta, cobarde, hipócrita, envidiosa y fanática. Mejor me a punto al próximo viaje a Marte para no volver, y cómo a este planeta llevaremos células del cáncer que nos está destruyendo, me apearé a medio camino. La inmensidad del Universo será una bonita tumba.

viernes, 18 de noviembre de 2016

EL ARMARIO

Nunca se me había pasado por la cabeza, pero últimamente me encantan los armarios. Abrir un armario es cómo entrar en un mundo desconocido y mágico. Todas las cosas inertes que contienen son solo una barrera para que no se pueda ver a simple vista lo que de verdad son: puertas a un mundo mágico.
Ya sé que estáis pensando: Cuánto daño ha hecho la historia de Narnia. No es no digo que estéis faltos de razón, pero pensarlo bien; ¿por qué no soñar con cambiar de mundo con solo abrir un armario?
Salir de este mundo actual dónde el ser humano, parece ser que anda despistado, desnudo de valores, cargado de prejuicios y siempre ciego y aborregado, y entrar en un mundo propio, nuestro, dependiendo de cómo estemos anímicamente ese día.
Siento a mis hijos chillando, riñendo por cualquier nimiedad, el cuarto de los juegos es un campo de batalla de juguetes tirados, y el pasillo se ha hecho inaccesible desde hace unos minutos porque ellos lo han tomado también en esa batalla personal que tienen. Su padre, mira la televisión a la que le va subiendo el volumen en la misma relación que mis hijos suben el volumen de su voz. La mía la perdí en el último grito que dí con la tonta intención de poner un poco de paz y orden. He llegado del trabajo, con las bolsas de la compra que he hecho de camino a casa, me espera la lavadora, la cocina, los deberes y etc..etc... (Qué os voy a contar, que no sepáis ya) y entonces, justo entonces, lo mejor que sienta es: UN ARMARIO.
Un armario, cuya puerta nos de paso a ese mundo de paz y armonía que en ese momento necesitamos. Es entonces cuando aparto la ropa (de paso veo una camisa que creía haber perdido, ya que hace tiempo que la busco y no la encuentro) y entro en el armario, con los brazos extendidos para ir abriendo camino cuando de pronto, ahí está, el fondo del armario, la pared, inamovible, dura, que me corta el paso a ese mundo dónde quiero desaparecer, por lo menos por unos instantes (tampoco es pedir mucho) y en ese mismo instante me doy de bruces con la realidad y me siento mal, muy mal, cómo si estuviera haciendo la mayor tontería del mundo y de nuevo oigo el bullicio de mi casa y me entran unas ganas locas de llorar y de seguir en el interior del armario con la vana esperanza de que el fondo se abra y poder escapar a un mundo más humano, más dulce, menos frío.

lunes, 12 de septiembre de 2016

TIEMPO

Hubo un tiempo, en que la sonrisa pocas veces desaparecía de mis labios.
Hubo un tiempo, en que los sueños y las ilusiones se mezclaban con la realidad.
Hubo un tiempo, en el que me sentía la leona luchadora, la mujer fuerte y decidida que siempre había querido ser.
Hubo un tiempo, que marqué mi paso, aún a contracorriente de los demás.
Hubo un tiempo, que me sentí dueña de mi vida y mi destino. Un tiempo en el que soporté la ira y la incomprensión de mi entorno y  pude notar en mi piel el roce que produce ese aire de libertad.
Hubo un tiempo, pero ya no lo hay........
Ahora, es el momento de inclinar la cabeza, de recoger las alas, cercenadas por las responsabilidades impuestas desde el exterior y aceptadas en mi interior.
Ahora, es tiempo de seguir dando, dando...dando......y perdiendo.
Ahora, es tiempo sin sueños, sin ilusiones, sin sonrisas de esas que brotan del alma.
Ahora es un tiempo muerto, un himpas entre el sueño y la muerte.
Ahora es tiempo de morderse la lengua, de no decir, de comerte la rabia y la insatisfacción, de poner una mueca en tus labios hasta que deja de doler tanta imposición.
Ahora es ese tiempo que nunca debió existir.
Ahora es tiempo de esperar a la muerte para poder renacer
Ahora, hay un tiempo.........que no quiero vivir.

viernes, 2 de septiembre de 2016

ESTOY MUERTA

Estoy muerta. Sí, respiro, pero estoy muerta. Vivir, no es solo respirar. Vivir es tener ilusiones y sueños. Esperar el día nuevo cómo un niño antes algo extraordinario. Sentir que eres libre, que nadie te corta la iniciativa. Que no te miran condescendientemente cuando dices algo no muy correcto, o gritas o saltas porque algo te está haciendo tremendamente feliz. Que no te miran queriendo leer el interior de tus pensamientos y cortando con esa mirada todo aquello que sale de ti. Tal vez tienen miedo. Tal vez no te entienden. Tal vez les recuerdas demasiado esos traumas infantiles que no terminan de superar. Tal vez, reaviven tus propios traumas, tus miedos, tus complejos.
Estoy muerta, aunque me levante cada día al son del despertador, Aunque diga cada día el "buenos días" que me inculcaron en mi educación social. Aunque de besos, sin sentimiento alguno.
Estoy muerta, y solo espero el día en que el corazón deje de latir, el oxigeno de entrar en mis pulmones y por fin pueda vivir, libre, sin cadenas sociales, sin sentimientos paralizantes, sin flechas envenenadas, sin sentir el peso de los problemas, miedos, traumas de quienes andan conmigo subidos a mis espaldas.
Estoy muerta y respiro, eso es todo.

jueves, 7 de julio de 2016

EL CORAZÓN DE MAMA (para África)

Miras con desconfianza a ese nuevo ser que tus padres han traído a casa. Sabes que mamá lo llevo nueve meses en su barriga. Viste cómo iba creciendo y llegó un momento en que si ponías tus manos o tu carita encima de la barrigota de mamá, sentías mover, cómo si fuera una culebrilla, a ese ser que iba a nacer y que todos te decían que era tu hermanito, al que tenías que querer mucho y que tú, como hermana mayor, deberías de ayudar y cuidar en todo momento.

El tiempo ha pasado y ya desde que llegó a casa, notas cómo una punzada en el estómago cada vez que alguien le mira, le habla o le ríe la gracia de turno. -Mira qué gracioso. - Qué bebe más rico. -Qué mayor se está haciendo!!!. Y tú, que estás ahí delante, que siempre las alabanzas habían sido para ti, parece que pasas desapercibida. Aunque no es verdad. Irás aprendiendo que a los adultos, las novedades les llaman mucho la atención y ahora tú hermano es eso: una novedad. Pero te aseguro sin fallar ni un milimetro que para tus padres y sobre todo para tu madre, tú, sigues siendo lo más especial e importante de su vida.
Para que lo vayas entendiendo te voy a contar algo que te lo demostrará:

         El corazón de una mamá es especialmente raro. Tiene la capacidad de crecer ahí dónde es necesario para que nadie se quede sin su trocito de corazón particular.
Cuándo una mamá nace, todavía, su corazón es cómo el de todos. El amor a su papá y a su mamá es todo lo que hay en él. Pero poco a poco, cómo todos, va creciendo y van apareciendo personas en su vida a las que hay que hacerles un huequito, y ahí empieza la magia.
Una parte de su corazón seguirá siendo siempre de sus padres, ese será inamovible, siempre igual. Después aparecerán los amigos, que unos llegarán, otros se irán, otros se quedarán  y ese trocito de corazón irá creciendo o menguando dependiendo de los amigos. Después los hermanos, también tendrán su sitio e  irá creciendo dependiendo de los hermanos. Otro trocito que también será inamovible es el que pertenecerá a papá, sí, a tu papá. Ese espacio sólo será para él.

Hasta ahora lo vas entendiendo, no?,  pues bien, ahora llega el más interesante. Naces tú y tienes un sitio sólo para ti en ese gran corazón de mamá. Es un sitio especial, tiene el aroma de tu piel y tu música particular. Nadie puede ocupar ese sitio más que tú. Pero...¿que pasa cuando nace tu hermanito? Ahí está la magia de ese corazón tan especial. Al lado de tu sitio, se va ensanchando, cómo si de un globo muy fuerte fuera, para poner el sitio especial y único de él, de tu hermano. Ese sitio nadie lo va a poder utilizar tampoco, porque cómo el tuyo, tendrá el olor de su piel y su música especial. Y así irá sucediendo con cada hermanito que puedas tener. Según nazcan, irán ensanchando ese gran corazón para que cada uno tenga un sitio especial y único. Mamá tiene sitio en su corazón para todos, por igual. No deja de amar a nadie y lo demuestra continuamente.

El corazón de mamá, ya ves, es mágico. Tiene espacio para cada uno de sus hijos. Late confiado y tranquilo cuándo los ve felices. Deprisa y enérgico cuando algo los pone en peligro. Sufre y llora cuando los ve abatidos y siempre, siempre, es el refugio perfecto de cada uno.

¿Ves?. Nunca, nunca dudes de que mamá quiere de una manera especial y única a cada uno de sus hijos.
¡¡¡¡Sois tan especiales!!!!!


lunes, 25 de abril de 2016

HOY, LUNES

Vale. Hoy es lunes. Tampoco me importa mucho el día de la semana que sea. Llega un momento en la vida, que los días se parecen los unos a los otros cómo dos gotas de agua. Eso, no quiere decir que sean iguales, porque las gotas de agua no son iguales. Si no fijaros bien cuando caen al suelo. La forma que dejan no es igual. Los días se parecen, porque ya pocas cosas nos parecen nuevas o nos pueden sorprender y sin embargo, nos levantamos con la esperanza de que no sea así.
Cuándo al final del día, conseguimos unos pocos minutos de sosiego, nos negamos a ver que las horas pasadas estaban ya tan pensadas y tan revividas que nos parece que, el que así sea, nos deja una sensación de paz y tranquilidad y también, aunque no lo queramos reconocer, de muerte. Tenemos medido el tiempo de todas las actividades cotidianas que conforman el día a día y si algo cambia, nos molesta. Andamos con el automático puesto, la mente en standby y un poco muertos en vida.
¡Ea! ¡pues no!. La vida es cambio, cambio de día de la semana, cambio de mes, de estación, de meteorología, pero sobre todo cambio de uno mismo. Yo no soy la misma de hace un diez años, ni la de hace cinco, ni si quiera la de hace dos. Cambio y evoluciono con todo lo que hay a mi alrededor. Con las personas que van llegando a mi vida. Con las que se van (algunas, gracias a Dios). Con las circunstancias que me toca vivir y sobre todo con la esperanza de que mis días tengan mucho de eso que hace saltar la monotonía,el camino trillado y ya tan recorrido que hastía. Reírme con películas que no he visto y con las que he visto hace tanto tiempo, que ni las recuerdo. Saber y aceptar que lo negativo que me viene, es necesario, primero para reconocer lo positivo, segundo para aprender y crecer, porque, no nos engañemos, el ser humano aprende con los tropezones que la vida te va colocando a cada paso que das.
Así que, hoy, lunes, de una semana cualquiera de esta loca primavera, grito al que quiera escuchar (si no escucha nadie, me da absolutamente igual) que quiero estar viva, que la muerte me encuentre (que me encontrará) bailando y , seguramente, con el paso cambiado. Con los ojos rojos de haber llorado, de pena, de risa, de felicidad.....y las manos abiertas para recibir y dar.
¡Vale!, ¡Ea! hoy es lunes....y espero que mañana sea martes.

LA TORMENTA

Era de noche. Noche cerrada, oscura, sin luna que dejara ver las nubes que anunciaban con descarga toda la lluvia que llevaban. En el horizonte se veían serpentear, de tanto en tanto, los relámpagos que anunciaban la tormenta que no tardaría en llegar.
La casa, en la oscuridad, albergaba el sueño de una mujer junto a su hijo recién nacido. El silencio era dueño del momento y la tranquilidad aparente de las estancias no hacía presagiar nada que no fuera la espera del nuevo amanecer.
Un relámpago iluminó la habitación y el ruido ensordecedor del trueno anunció que la tormenta había llegado más rápido de lo esperado. La lluvia golpeaba con furia los cristales y una sucesión de relámpagos y truenos hizo que la mujer se removiera entre las sábanas. Su mano buscó algo o alguien, pero no encontró nada.
El sonido de los gritos y de golpes la hizo despertar, trayendo su consciencia al momento presente. Asustada se sentó en la cama al tiempo que la puerta de la habitación se abría con violencia. Un nuevo relámpago volvió a iluminar el escenario dónde pudo ver claramente cómo unos desconocidos se abalanzaban sobre ella. Sintió una mano que tapaba su boca, ahogando el grito desesperado que pugnaba por salir de su garganta. Unas manos zafias rebuscaban por debajo de su camisón. Oyó ruidos, golpes, palabras soeces y sobre todo sintió su carne rasgarse en dos. Se sintió violentada, forzada, ultrajada. Su mente se nubló y por un segundo oyó el llanto de un niño. Su hijo. Su pequeño. Se removió con las fuerzas de una leona herida, pero no pudo hacer nada. Estaba indefensa. Un peso muerto, moviéndose encima de ella, envistiendo cómo si la locura fuera lo único que podía albergar esa alma negra. De repente el llanto amargo cesó y la oscuridad lo envolvió todo.
El sol daba luz al nuevo amanecer. Los pájaros volvían al escándalo de cada mañana con sus trinos y una brisa fresca envolvía el día en sus primeras horas.
Sentía el cuerpo dolorido, los movimientos lentos y el dolor agudo que sintió al intentar incorporarse le trajeron a la mente todo el horror vivido durante esa noche que nunca debió existir. Recordó el relámpago que dejo ver por unos instantes una cara curtida, de barba mal afeitada. Un aliento acre, con olor a alcohol barato y poca higiene. La mano áspera sobre su boca, su cuerpo mancillado, pero sobre todo un llanto. El llanto amargo y estremecedor del ser de sus entrañas. De ese hijo recién nacido e indefenso que no pudo proteger. Se incorporó y el horror que vió hizo que un grito desgarrador saliera del fondo de su ser. La cuna manchada de sangre. Su hijo, su pequeño hijo, muerto, descuartizado cómo cordero y al final del pasillo tres hombres. Tres hombres borrachos hgasta el punto de que no oyeron ese grito que hizo temblar los cimientos de todo el pueblo.
En su locura, salió cómo pudo de la habitación y se dirigió, con la mente cegada por todo el desvarió que estaba viviendo, dónde su marido guardaba la escopeta de caza. La cogió, sin saber bien ni lo que hacía, ni lo que pensaba. Solo el dolor sordo en un corazón lleno de ira, de venganza, de sollozos, de muerte. Se colocó delante de los tres hombres. Las náuseas la invadieron y vomito encima de ellos. Preparó el arma y disparó los dos cartuchos, lo suficientemente cerca de los cuerpos, que saltaron por los aires un amasijo de carne, sangre y huesos. Después, salió hacia la calle dónde la esperaban, asustados y muertos de miedo los vecinos. Nadie se había enterado de nada de lo sucedido durante la trágica noche. Con la mente nublada y sin saber hacia dónde se dirigía, soltó el arma y permitió que los guardias la llevaran hacia la ambulancia.
Al entrar los policías en la casa, no pudieron soportar la visión de tanto horror y de tanta violencia.
Solo un grito desgarrador se oyó al cerrar la puerta de la ambulancia. Un grito que nadie olvidará en generaciones.

jueves, 4 de febrero de 2016

CARNAVALES

Comienzan los carnavales, cuando yo creía que carnavales era todo el año.
Parece ser que hay tantas clases de carnavales, que algunos pueden durar los trescientos sesenta y cinco días del año, pero estos cuatro días nos centraremos en los carnavales más ancestrales, esos que les tomamos prestados a los romanos cuando celebraban los "saturnales" en honor al dios Saturno y que los primeros cristianos reconvirtieron en días de desenfreno en el yantar, beber y holgar previos al tiempo duro de sacrificio de la cuaresma. Lo que me extraña que siendo un jolgorio más o menos religioso, sea el más celebrado en este redondo planeta y que además los laicos de pro, todavía, no hayan protestado. Tal vez sea, por que estos festejos dejan su impronta económica en todo lo relacionado con el turismo: hostelería, viajes, comercios, etc...
Lo dicho, estamos en carnavales, toca vestirse fuera de las normas de la moda y la sociedad, cada cual elegirá aquello que en ese momento más le llame. Nos juntaremos en grupo para hacer la pandilla de Boj esponja, o una caja repleta de botellas de cerveza. Los señores se vestirán de mujer y viceversa. pondremos el mundo patas arriba, (más de lo que ya está, o de otra forma...) en nuestras zonas rurales, saldrán a la calle esas bestias medio humano-medio animal que darán color y movimiento al entorno; máscaras de mil formas y maneras que ocultaran rostros permitiendo actuar de manera diferente a lo que se haría con la cara descubierta. En definitiva, cuatro días de desenfreno más o menos controlado, de diversión, de beber y comer; bailar y reír, cuatro días que nos harán olvidar la realidad de ese otro "carnaval" diario que tenemos con nuestros políticos, instituciones y personal afín de una cabalgata sin cabeza, mucha avaricia y llena de despropósitos. ¡Viva el carnaval! y que cada uno haga lo que pueda. El miércoles de ceniza continuaremos con los sacrificios por si en algún momento llega la buena nueva. 
La esperanza es lo último que se pierde, aunque viendo cómo está el patio, no lo tengo muy claro.




CERTEZAS (I)

Ya más de la mitad de la vida vivida y en el fondo sentía que le faltaba por vivir lo más importante: eso de lo que tanto hablaban por todos los sitios. Las redes sociales estaban llenas de frases y afirmaciones sobre el mismo sentimiento. Los terapeutas y psicólogos, le hablaban de que era necesario, para poderse recuperar ese equilibrio que le devolviera las ganas de vivir y de ver el presente para poder mirar al futuro. El amor, siempre el amor. En el fondo pensaba que era el sentimiento más desconocido de todos. El más escaso. El menos sentido y vivido. Para ella, el gran desconocido.
Todas sus relaciones habían hecho "agua". Habían fracasado, algunas, antes de empezar. En todas soñó que eso que sentía era el amor, que por fin lo había conocido, que ese era el compañero que el destino le tenía preparado. Pero ninguno era el esperado. Todos se desvanecieron cómo humo llevados por el viento. Le hablaron de pasión, de espera, de caminos que por fin se juntan y forman uno solo. De noches de abrazos, de amaneceres compartidos, y de atardeceres a la orilla.....de nada.
Después de tanto sueño roto, después de tanta esperanza perdida, después de media vida de espera, se dio por vencida. Ese empezar, ese renacer intimo y personal, no vendría de la mano de un gran amor, pero sabia que todo lo que la vida le había dado, era mucho más de lo que podía pensar. Qué más daba que faltara eso, el amor soñado. Otros amores, otros sentimientos habían llenado su corazón y habían endulzado la amargura de saber que le había vencido la desesperanza.
Hay muchas formas de vivir, y muchas de morir respirando.


lunes, 11 de enero de 2016

ESPERANDO A LOS MAYAS

Desde que se dieron a conocer las Profecías Mayas por el año 2012, estoy esperando ver ese cambio fundamental en el ser humano, esa apertura de mente, esa fraternización de los pueblos, ese subir al mundo etéreo y álmico que nos decían. Claro que sólo han pasado tres años de todo eso, y puede ser un poco pronto para ver alguna señal del cambio. Solo he visto que el ser humano se ataca, se destruye y destruye su entorno. La violencia está por todos los lados y disfrazada de muchas formas. Las religiones se utilizan para enfrentarnos unos a otros. No veo por ningún lado la espiritualidad que pareció emerger a finales del 2012. Es más creo que las personas van más desorientadas, más desconfiadas, más avaras, más hambrientas de poder y riqueza. Veo todo lo contrario a lo que se nos estaba contando.
¿Será la nuestra la siguiente especie en extinción? A diferencia de los dinosaurios, el ser humano no necesitará de una agente externo para que eso suceda. Nos bastaremos nosotros mismos y pienso que lo haremos tan rápido, que no daremos tiempo a que se conviertan en realidad las Profecías Mayas. Aunque, la fe existe y la esperanza es lo último que se pierde.