UNA FORMA DE MIRAR LA VIDA

UNA FORMA DE MIRAR LA VIDA
mirando a la vida

viernes, 28 de febrero de 2014

DE MADRE A MADRE

( A mi hija, Elisa, con todo mi cariño. )


Ya sé que mi experiencia no te sirve, más que de referencia, que las experiencias hay que vivirlas para aprender de ellas.

Después de nueve meses de embarazo, de espera, de soñar con ver la carita de tu nuevo hijo, de ver esa cunita, que con tanto cariño y dedicación has preparado, albergando el cuerpecito tierno y delicado de tu bebé; por fín ha llegado ese día, ya has vuelto a casa con tu hijo en brazos, después de tres días de cuidados en la clínica, vuelves a tu hogar. Hogar, dulce hogar.

Ahora empieza la vida, porque uno más, es uno más y todo sufre un reajuste. Todo menos tú, que lo que vas a sufrir es un tsunami. Tu bebé, exigirá su espacio y su tiempo, que no es poco. Tu hija mayor, la reina destronada, exigirá el suyo y la  mitad del de su hermano, porque a eso estaba acostumbrada. Tu marido, hija, ve como de repente tiene la responsabilidad de procurar el sustento de uno más y eso le provocará un pequeño stres, al cual hará frente con unas horas de trabajo más, pero continuará con su vida, con su mundo,  con su deporte, con sus amigos. Lógico y normal. Quedas tú, mamá feliz.

De repente vas a ver como todo el mundo se te pone por montera, y de repente te entrarán unas ganas locas de llorar y te sentirás desgraciada e incomprendida. Todo es una montaña que se presenta insalvable. No lo creas. Eso son sólo las hormonas, que van por libre y hacen de las suyas. No te importe llorar a moco tendido. Te quedarás nueva y mucho más relajada. Verás como poco a poco, te haces con la situación.

Pero cuesta.  Cuesta el tiempo de adaptación al nuevo miembro y sobre todo cuesta aceptar que tu tiempo se ha reducido drásticamente a triste minutos en los que lo único que deseas es descansar, descansar y descansar…..Porque la que de verdad lo vas a sufrir eres tú. Tú, que de repente eres madre, con letras grandes, y sacas fuerza y sonrisas de donde no hay. Donde el mayor consuelo y el más grande acicate para seguir, es la carita con esa sonrisa inocente de tus hijos.  Nunca olvides, por tu bien, que además de madre eres persona. Y además esposa, tú entiendes lo que te digo.  

Ser mujer es eso, la capacidad de dividirte en miles de trocitos para llegar a todo lo que de ti se espera, además de mujer trabajadora que aporta al “dulce hogar” un salario para cubrir todas las exigencias de la vida moderna, que puedo asegurarte no son necesarias, pero que las hemos hecho necesarias. Como nos han manipulado y nos han convencido esas voces que reclamaban para nosotras derechos y obligaciones de la mujer moderna , vamos la famosa “super-women”.  Se ve que quién se inventó el papel, no era mujer, madre, esposa a tiempo completo. Pero no olvides, nunca, que lo más importante es que lo que hagas lo hagas convencida de que lo quieres hacer y lo haces de corazón.

Los hijos son el fruto del amor, (Oh, lala, l´amour.), pero son también las flechas que terminan asaeteándolo hasta dejarlo herido y de ti dependerá en parte, que no quede mortalmente herido. Así que recuerda, eres mujer, madre y esposa. ¡!!!Ahí es nada!!!!

Si algo tenemos las mujeres, sobre todo las que somos madres, es que nos apoyamos las unas a las otras.

Aprovecha esa solidaridad, sobre todo en los primeros días, e incluso meses y apóyate en ellas. Empezando por mi, tu madre.

Lo dicho, enhorabuena, feliz mamá.
Bienvenido a la vida, mi pequeño querubín.
Y que Dios, reparta suerte




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