UNA FORMA DE MIRAR LA VIDA

UNA FORMA DE MIRAR LA VIDA
mirando a la vida

lunes, 20 de agosto de 2012

TE QUIERO

Tus manos son mi caricia
mis acordes cotidianos
te quiero porque tus manos
trabajan por la justicia

si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos

tus ojos son mi conjuro
contra la mala jornada
te quiero por tu mirada
que mira y siembra futuro

tu boca que es tuya y mía
tu boca no se equivoca
te quiero porque tu boca
sabe gritar rebeldía

si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos
y por tu rostro sincero
y tu paso vagabundo
y tu llanto por el mundo
porque sos pueblo te quiero

y porque amor no es aureola
ni cándida moraleja
y porque somos pareja
que sabe que no está sola

te quiero en mi paraíso
es decir que en mi país
la gente viva feliz
aunque no tenga permiso

si te quiero es porque sos
mi amor mi cómplice y todo
y en la calle codo a codo
somos mucho más que dos.
(Mario Benedetti)

PIEDRECILLAS

Cada día, la vida, nos va colocando pequeñas piedrecillas en el camino y nosotros vamos tropezando en ellas, una trás otra, como si esa fuera nuestra única misión en este mundo y además de tropezar las maginifcamos hasta tamaños fuera de toda norma´. Es así como el ser humano se hace una extensa colección de problemas y sinsabores que termina por amargarle lo que al principio nos fué dado como camino de suave hierba, con pequeñas piedrecillas.
Si la vida la queremos sencilla, nos da todo aquello que necesitamos y con un pequeño esfuerzo, lo tenemos todo. Claro que si la queremos complicada, podemos hacer un bucle, doble bucle y doble bucle mortal y entonces, llega lo que llega y tenemos lo que tenemos, una vida complicadísima que no sabemos por donde cogerla, donde prima terminar la carrera para tener un buen puesto de trabajo, que luego se traduce en interminables horas de trabajo para obtener una remuneración abultada que nos permitirá comprar una maravillosa casa con jardín, que no tendremos tiempo para disfrutar, un coche de alta gama, que tampoco podremos saborear su conducción, ya que iremos stresados, corriendo y tarde a todos los sitios. Podremos tener unos hijos, que no veremos crecer, que nos perderemos sus primeras sonrisas, sus primeras palabras, sus primeros pasos y ellos se perderan todo ese cariño que somos capaces de darles, si primero somo capaces de frenar ese maremagnun de bienestar ficticio que nos da el dinero y por el cual habremos perdido cientos de amaneceres y de atardeceres junto a los amigos, junto a esa persona especial, junto a nosotros mismos. Habremos perdido esas horas de juegos y de risas que sólo los niños son capaces de darnos. Habremos perdidos esas horas de tertulia donde lo importante no es el tema del que se habla, si no todo lo que nos enriquece, todo lo que damos, todo lo que recibimos y el contacto con personas afin a nosotros.
Al final, todo lo que nos queda de aquella vida que nos dieron, es la soledad y tal vez una fría sala de hospital donde intenten impedir que nuestro corazón se pare ante tanta locura o con suerte, una vejez triste, con penosos recuerdos y si acaso una memoria perdida en los vericuetos que hay entre ficción y realidad.
Visto lo visto, yo prefiero, si he de tropezar y tal vez caer, reirme y seguir caminando. Por cierto hoy veré el atardecer y me llenaré de sus colores y de la calma con la que pasa el tiempo. Este atardecer no me lo quitará nadie, ni siquiera una piedrecilla y lo guardaré en el rinconcito de la memoria donde guardo los momentos agradables. Por cierto, tengo que ampliar ese rinconcito, porque se va quedando pequeño. Doy gracias por ello.

ENTRE EL VERANO Y EL OTOÑO

El verano, poco a poco y de forma callada va llegando al final para darle el testigo al sereno y tranquilo otoño. Y es que queramos o no, cuando las vacaciones llegan a su fín y retornamos al quehacer diario, a la rutina, a las obligaciones con reloj en mano, sentimos que el vernao se ha terminado, aunque la meteorología nos diga lo contrario y estemos sudando a mares en este casi final de agosto. El día también se acaba antes, y nuestro reloj biológico nos prepara para las estaciones del frío. A mí, personalmente el verano y el otoño me fascinan. El primero por su luz, su alegría, su desenfado. El segundo, por sus colores, su serenidad, su equilibrio. También porque yo, nací en otoño. Así que, de una manera callada y lenta estoy y, si el Universo quiere, estaré disfrutando de la parte del año que más me gusta.
No me gustaría que me estropearan esa sensación de bienestar y equilibrio que suelo sentir en esta época, pero parece ser que el otoño será caliente, por como va todo ese lío que nos han montado de la economía, esa sensación de pertenecer a un rebaño que no es el mío y de el que quiero salir antes de que me cierren la cerca todos esos hijos de la patria que nos gobiernan y a los que hemos tenido el gran fallo de no pedirles antes el CV, para saber si verdaderamente estaban preparados para ello. Mi sino, no es consumir, mi sino es vivir.  Por otro lado ya nadie se acuerda de la teoría Maya ( 21-12-2012), pero tengo una curiosidad tremenda por saber como se va a desarrollar todo. Si esa es la fecha para el comienzo de un cambio en el ser humano, en sus relaciones con los demás congéneres y con la Madre Tierra, bienvenido sea, porque algo en mi interior me dice que será beneficioso para todos. Pero todavía hay personas que se niegan a cambiar los viejos sistemas, normas arcaicas de un mundo que se muere lentamente y que unos por comodidad, otros por egoísmo y poder, hacen lo imposible para que no se realice el cambio, sin saber que ahora son ellos los que van contracorriente.
Lo que decía, se termina el verano, las pieles bronceadas, las risas de los niños en la calle y los pueblos semidespoblados, volverán a quedarse solos. Pero el futuro puede ser prometedor si todos despertamos y vamos a una, como Fuenteovejuna!!!!. El otoño es un buen momento para preparar lo que despertará con fuerza en la primavera. Y es que como dice Joaquien Sabina, el otoño dura lo que tarda en llegar el invierno.