UNA FORMA DE MIRAR LA VIDA

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mirando a la vida

lunes, 20 de agosto de 2012

ENTRE EL VERANO Y EL OTOÑO

El verano, poco a poco y de forma callada va llegando al final para darle el testigo al sereno y tranquilo otoño. Y es que queramos o no, cuando las vacaciones llegan a su fín y retornamos al quehacer diario, a la rutina, a las obligaciones con reloj en mano, sentimos que el vernao se ha terminado, aunque la meteorología nos diga lo contrario y estemos sudando a mares en este casi final de agosto. El día también se acaba antes, y nuestro reloj biológico nos prepara para las estaciones del frío. A mí, personalmente el verano y el otoño me fascinan. El primero por su luz, su alegría, su desenfado. El segundo, por sus colores, su serenidad, su equilibrio. También porque yo, nací en otoño. Así que, de una manera callada y lenta estoy y, si el Universo quiere, estaré disfrutando de la parte del año que más me gusta.
No me gustaría que me estropearan esa sensación de bienestar y equilibrio que suelo sentir en esta época, pero parece ser que el otoño será caliente, por como va todo ese lío que nos han montado de la economía, esa sensación de pertenecer a un rebaño que no es el mío y de el que quiero salir antes de que me cierren la cerca todos esos hijos de la patria que nos gobiernan y a los que hemos tenido el gran fallo de no pedirles antes el CV, para saber si verdaderamente estaban preparados para ello. Mi sino, no es consumir, mi sino es vivir.  Por otro lado ya nadie se acuerda de la teoría Maya ( 21-12-2012), pero tengo una curiosidad tremenda por saber como se va a desarrollar todo. Si esa es la fecha para el comienzo de un cambio en el ser humano, en sus relaciones con los demás congéneres y con la Madre Tierra, bienvenido sea, porque algo en mi interior me dice que será beneficioso para todos. Pero todavía hay personas que se niegan a cambiar los viejos sistemas, normas arcaicas de un mundo que se muere lentamente y que unos por comodidad, otros por egoísmo y poder, hacen lo imposible para que no se realice el cambio, sin saber que ahora son ellos los que van contracorriente.
Lo que decía, se termina el verano, las pieles bronceadas, las risas de los niños en la calle y los pueblos semidespoblados, volverán a quedarse solos. Pero el futuro puede ser prometedor si todos despertamos y vamos a una, como Fuenteovejuna!!!!. El otoño es un buen momento para preparar lo que despertará con fuerza en la primavera. Y es que como dice Joaquien Sabina, el otoño dura lo que tarda en llegar el invierno.

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