La levedad del espíritu nos lleva a mundos mucho más sutiles, a mundos donde el tener no es necesario, porque lo importante es el ser. La suavidad de una pluma deslizándose por sutiles haces de luz, en un viaje sin fin donde la armonía, el equilibrio y la calma son el aire que se respira.
La levedad del espíritu, la levedad de la vida, lo que somos, no lo que aparentamos ser.
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