UNA FORMA DE MIRAR LA VIDA

UNA FORMA DE MIRAR LA VIDA
mirando a la vida

jueves, 26 de marzo de 2015

PRIMAVERA.

Llevo desde que empezó el invierno suspirando por la primavera. Reconozco que el frío no me gusta. Que los días sin sol terminan agotando mis ganas de moverme y hasta de pensar. Que los días se me vuelven mucho más cortos de lo que ya son. Que me invade una especie de letargo y la sola idea de tener que salir de casa me pone de mal humor. Es cuando reconozco que me gustaría ser oso en invernar.
Pero como todo en la vida es cíclico, el invierno ha terminado y por fin, ¡llegó la primavera!. Los días son desapacibles, llevamos una semana sin ver el sol, nubes y lluvia se han hecho fijas en el escaparate diario y cuando deciden poner rumbo a otros mundos, llega el viento inclemente que te hace ir agarrado a esquinas y farolas para no salir volando. Pues eso, que ya llegó la primavera. Eso sí, en mi armario ya empiezan a asomar las prendas de colores más alegres (solo asoman, de ponérselas ni hablamos). Los escaparates nos muestran ropas más livianas, sandalias que dejan el pie totalmente al descubierto y a ti con la boca abierta y el deseo de poderlas lucir ya. Pero no, la primavera, tu querida primavera, todavía no te permite ese despilfarro de carnes al aire. Más bien sigues con el jersey de cuello alto, el fular bien enroscado, tapando lo más posible y el plumas todavía no te permites el lujo de meterlo en el armario y cuando llegas a casa y te lo quitas lo dejas preparado para la nueva salida, colgado en la percha. ¡Con lo que abulta y molesta!.
Sigues sin ganas de salir de casa (por el frío y otras cosas). Cada día descorres las cortinas, esperando ver un cielo azul, impoluto, con un sol cálido que te caliente la piel. Escuchas los partes meteorológicos y esperas con ansiedad que den las temperaturas y cuando lo escuchas, la esperanza se te vuelve a caer al suelo. Sigue el mal tiempo, siguen las borrascas y los anticiclones se fueron a coger setas a las Islas Barbados o a saber dónde. Pero que no decaiga el ánimo. La falta de energía, el cansancio, el hastío que sientes es por la primavera, que ya sabemos, la sangre altera. Y a tí, lo que de verdad te altera es esto. El mal tiempo, el frío. Y sigues esperando a que pasen los días, a que llegue el final de la primavera, que no te altera nada que no sea el sistema nervioso y que por fin, llegue el verano.
Como todo en la vida es cíclico, menos la propia vida, lo que realmente acaba pasando es todo un año y a ti, sin darte cuenta te van saliendo las arrugas, la piel se vuelve fláccida y lo que de verdad se pasa es eso, la vida, esperando a la primavera.

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