UN DIA TRANQUILO

Hoy ha sido un día tranquilo, no ha habido sobresaltos, el reloj tenía los minutos de sesenta segundos, como debe ser y he podido ser cosciente de todo lo que ha acontecido. Me gustan los días así, días en que todo lo que haces lo llevas a su fín, incluso puedes hacer aquello que vas dejando por no tener tiempo, y te sientes plena, en calma. No echas de menos nada. Porque sientes que lo tienes todo.
Abres la nevera, sin sentir remordimientos por esas calorías de más. Ni sientes que estas perdiendo el tiempo, cuando te arrebujas debajo de la mantita, mientras tirada en el sofá, ojeas una revista o te adormeces con el sonido de la televisión. Son esos días en los que te cansas de no hacer nada, pero eres cosciente de lo afortunada que eres, de todas las cosas que disfrutas, de la gente que tienes a tu alrededor y que con una llamada de teléfono la tienes cerca de tí, pero que ahora prefieres tenerla en esa distancia que dá el hecho de querer disfurtar de "tu soledad". Benditos días de sofá y manta. De perder el tiempo, encontrando la paz y el equilibrio.