UNA FORMA DE MIRAR LA VIDA

UNA FORMA DE MIRAR LA VIDA
mirando a la vida

viernes, 1 de junio de 2012

DOS DEL DERECHO, UNO DEL REVES

Miro el reloj nuevamente, con impaciencia, con temor. Las manecillas van marcando el tiempo inexorablemente y los minutos va pasando con la misma velocidad que aumenta mi ansiedad. Me asomo a la ventana y miro al exterior, ora a un lado, ora al otro. El paisaje no cambia. La misma calle, las mismas ventanas en frente, nadie caminado por sus aceras. Solamente la noche.
Después de la lluvia caída, ha bajado la temperatura. Se agradece, hoy ha sido un día caluroso y ya llevamos más de medio mes con los termómetros amenazando con estallar, pero al final lo que ha estallado ha sido la tormenta. Con cada relámpago, con cada trueno, iba liberando pequeñas cantidades de miedo, de temores, de energía incontrolada. La tormenta ha conseguido que yo no saltara en mil pedazos.
 Las horas que son me hace pensar que algo anormal ha sucedido. Al principio pensé que sería por la tormenta, pero ya hace rato que ha pasado.
Vuelvo a sentarme, cojo la labor e intento centrarme en el movimiento de las agujas; "Dos del derecho, uno del revés, tres del derecho, uno del revés, basta suelta". Me lo voy cantando en voz alta, para no equivocarme, para no pensar. " Dos del derecho, uno del revés, tres del derecho, uno del revés, basta suelta". Mi pensamiento quiere desobedecerme, quiere ser libre, yo no le dejo. "Dos del derecho, uno del revés, tres del derecho, uno del revés, basta suelta". Al final gana él.
Dejo las agujas y me levanto, voy a la cocina, la vista se me va al reloj que hay colgado en la pared de enfrente. Abro la nevera y me sirvo un vaso de leche. Bebiéndola me asomo otra vez a la ventana, nada ha cambiado desde hace quince minutos. Mi ansiedad crece, con ella mi miedo.
Me parece oír algo, me acerco a la puerta, pero no se oye nada. Habrá sido mi imaginación.
Me siento nuevamente en el sillón y me doy cuenta de que no he quitado la labor, sentándome encima. Mi vista vuelve al reloj. Es tarde, tendré que acostarme. Mañana hay que levantarse pronto.
Me rindo, no puedo con mis pensamientos, con mi miedo, con mis temores. Intentaré dormir. Paso por al lado de la puerta de la calle y esta vez si he oído algo, esta vez no es mi imaginación. Con el corazón a punto de desbocarse me lanzo a abrir la puerta, el deseo de que sea verdad me impide darme cuenta de que tengo la llave echada. Por fin abro y ahí esta, mirándome, con esos ojitos azules que le llenan la cara, moviendo el rabo con elegancia, pasa al lado de mi pierna y se roza con ella, como saludándome, entra ufana y tranquil, se dirige a su cestito y se acuesta ronroneando. Ya ha vuelto a casa, mi linda gatita de dos años, que quiso esta tarde ver el mundo, por fin ha vuelto a casa. Ahora puedo dormir tranquila. ¡¡Chiquilla traviesa!!

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