UNA FORMA DE MIRAR LA VIDA

UNA FORMA DE MIRAR LA VIDA
mirando a la vida

jueves, 4 de septiembre de 2014

YO Y SU IMAGEN

Como cada mañana, me miro en el espejo del salón por última vez antes de salir de casa para enfrentarme un día más a mis actividades en el mundo exterior, dejando el cómodo y seguro mundo interno de mi cascarón de ladrillo y cristal.
Como cada mañana, procuro ponerme esa máscara, esa armadura que me protegerá de los ataque externos de las envidias y de quienes , sin conformarse con su vida, quieren acceder a la mía. Sé que en mi entorno, mucha gente ve solamente esa fachada externa que muestro, esa forma de vestir que a más de una le llama la atención, y que depende siempre del estado con el que cada día comienzo mi día. Puedo salir de casa vestida ,casi, de alta costura para ir a una calle más allá de donde vivo o bien desafiar al tiempo y al espacio y vestir de esa manera en que no muestro mi lado femenino, pero lo insinúo o bien la comodidad prima y un sencillo pantalón vaquero y un blusón o camiseta sirven para caminar durante la jornada.
Mi forma de caminar por la calle con la espalda recta mirando al frente, desafiando a la vida, como si me sintiera tres metros por encima de los demás, segura de mí misma. La voz a la hora de saludar clara y alta cuando la persona es de mi agrado o simplemente ese pasar sin más, haciendo una clara diferenciación de a quién quiero en mi día a día y a quién no.
Somos muy dados a poner etiquetas, a imaginar la vida ajena, a pensar que conocemos la forma de ser de aquellos que nos cruzamos por la calle sin ni siquiera molestarnos en pensar qué es lo que les ha llevado a ser así o de otra manera o sencillamente, qué es lo que quieren encubrir, qué miedos les mueven, qué sentimientos desean ocultar para no hacerse vulnerables.
Pocas son las personas que pueden decir que me conocen en el fondo y ni aún esas saben de verdad que quién sale por las mañanas dispuesta a luchar en la batalla de vivir en esta sociedad falsa e hipócrita es una mujer con tantos defectos como virtudes y con tantos miedos que, debe cada día pertrecharse tras una fachada de perfección y distancia que en nada se parece a la que llora con el sufrimiento del ser humano, de los animales indefensos, que puede pasar horas mirando al cielo y vagando en un mundo irreal y utópico donde siempre es primavera avanzada y donde la soledad no existe y donde siempre hay una mano tendida un abrazo que reconforte. Capaz de amar sin fin, de dar sin pedir.
Pocos saben que en esa mujer segura de sí misma, tiembla una niña que no terminó de crecer, porque tenía tantas ganas de vivir que se le derramó la vida y perdió años en pos de un futuro que quiso adelantar.
Pocos saben de la soledad de un alma grande como el universo, con deseos de felicidad acorde a su tamaño y unas tremendas ganas de reír y de llorar, de vivir, de amar, de ser y de que la dejen ser.
Todo esto lo pensaba mientras caminaba, sin rumbo y observé como un visillo se movía a mi paso, como cada día y a mi memoria vinieron comentarios, dichos, susurros, secretos a voces que en otros momentos llegaron a mis oídos. Nunca imaginé que podía despertar tanto interés. Pobre gente sin vida.
"Solo quién calza mis mocasines, puede saber dónde me aprietan"


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