UNA FORMA DE MIRAR LA VIDA

UNA FORMA DE MIRAR LA VIDA
mirando a la vida

martes, 20 de septiembre de 2011

ESTO SE ACABA

Quedan breves días para que termine el verano, ya la duración del día nos lo va diciendo poco a poco, la luz del sol dura menos tiempo y la noche calladamente va cogiendo más porción del día. Las hojas empiezan a caer de los árboles y el otoño, como buen caballero, llega elegante y silencioso, sin estruendo, a tomar posesión de su cargo, efectuando la transición entre el verano, alegre, bullicioso, luminoso y caprichoso, al invierno, retraido, íntimo, plegado de sí mismo, frío y silencioso.
El otoño, estallido de colores en la naturaleza, tiempo de reposo, espiritual e interno. Lo siento como si fuera el verdadero comienzo del año. Termina el paréntesis del descanso vacacional, las cervecitas y los cafés en las noches de terraza. Las siestas, en las horas de mayor calor. Las ropas que dejan ver los hombros al ire, generosos escotes que incitan a ver más que a imaginar. Vuelve el trabajo cotidiano, el quehacer repetido y monótono, soñar con el tiempo pasado donde pudimos dejar el reloj olvidado en cualquier rincón.
El otoño vuelve para poner las cosas donde estaban, para poner freno al desenfreno veranigo, el otoño vuelve para que podamos empezar a mirarnos a nosotros mismos y ver como ha cambiado nuestra vida, como hemos cambiado nosotros, si realmente hemos cambiado o seguimos siendo lo mismo que fuimos.
El verano se acaba y llega el otoño. La luz cambia pero la belleza del paisaje aumenta, para poco a poco dejar paso al descanso natural, al descanso de la madre, a la muerte, con la esperanza del volver a renacer en la explosión primaveral, para así comenzar un ciclo nuevo.
Esto se acaba, pero es solo un espejismo, esto se acaba para comenzar de nuevo. Es, el ciclo de la vida.

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