UNA FORMA DE MIRAR LA VIDA

UNA FORMA DE MIRAR LA VIDA
mirando a la vida

lunes, 29 de abril de 2013

TODA LA VIDA IGUAL. UNA NOCHE MAS

Miro el despertador, son las tres y media de la madrugada, hace escasas dos horas que me he acostado y el sueño huye de mi, estoy despierta y el revoltijo de las sábanas me indican que ya hace un tiempo que intento buscar esa posición cómoda donde abandonarme.
Estoy despierta sí, y al mismo tiempo que el sueño huye, miles de ideas, de miedos, de ansiedades, de dudas se ciernen sobre mi pensamiento.
El momento económico es malo, pero también l,o es el familiar, el laboral, el sentimental. Nada fluye como debiera. Todo el mundo anda cabizbajo, sombrío, no se nota la energía, ni la ilusión, ni siquiera las ganas de mirarnos al espejo.
Primer pensamiento: ¿Cuánto hace que no me compro nada?, ¿Cuánto tiempo hace que me visto sin mirar mucho lo que me pongo?. Total, para qué?
Me doy una vuelta e intento salir un poco de la cárcel en la que las sábanas y mi cuerpo se han convertido.

Segundo pensamiento: Este hijo, ¿qué va a ser de este pobre hijo?, van a conseguir que me arrepienta de que haya nacido. Ahora no sé si le he dado la vida, o lo he avocado a un mundo de sufrimiento y penuria.
En todo el fin de semana no ha abierto un libro, no estudia. Los últimos trimestres han sido un fracaso. Todas mis ilusiones, mis esfuerzos se están yendo por el camino de la derrota. Pasa las horas con las llamadas nuevas tecnologías, esas que yo llamo adormecimiento de la mente y de la realidad. El día menos pensado el sofá lo mandará despedido a los aires, cansado de soportar su peso hora tras hora. ¿Qué va a ser de él?, ¿Como insuflarle la rebeldía que late dentro de mí? , el desasosiego de su futuro, de un futuro negro y fuera de sus raices, un futuro sin esperanza. Y él atontándose delante del televisor.

Tercer pensamiento: ¿Qué voy hacer con esa ilusión que nació fuerte, pero que va muriendo, por inanición , poco a poco? Cada vez me cuesta más pasarme por ahí, ver todo en perfecto orden, escuchar el silencio que sus paredes me gritan. Era todo tan sencillo, tan fácil. La gente por lo único que se preocupa es pos su salud. Me decian, aquellos que, ilusos, pensaban más o menos igual que yo. Aquellos que pensaban, como yo, si no te arriesgas nunca lo sabrás. Por su salud, sí, pero prefieren pastillas y más pastillas que los adormezcan, que les quiten los dolores de cabeza, y del alma. Droga química que tiene el cartel de legal y solo sirve para enriquecer a unos cuantos a cambio de humo y muerte.
¿Qué voy hacer con mis ilusiones?

Cuarto pensamiento: Y ahora qué? Todo mi mundo tan enrevoltijado como mis sábanas. Me duele el cuello, y la espalada de las posiciones inverosímiles que voy cogiendo para ver si en alguna quiere Morfeo ser mi compañero. No me importaría mucho que lo fuera eternamente.

Decido levantarme, tomar un vaso de leche caliente con miel. Dicen que atrae al sueño. Tomar un libro y embutirme en historias que no sean las mías. Vaciar mi mente de pensamientos, de sufrimientos inútiles, de ansiedades nocturnas que acaban amargándome los dias.
Son las cinco y media de la madrugada, el sueño no quiere ser mi aliado, pero aún así me acuesto. Echo de menos unos brazos que me tranquilicen. Por fín, viene Morfeo, pesado, cargado de pesadillas y sueños inconexos. Un tintineo se cuela entre esos mundo oníricos. Mi conciencia me hace girar la cabeza en busca de ese sonido. Son las siete de la mañana. El día despierta, lluvioso, triste como mi ánimo. Otro día de lucha sin cuartel, con sueño y sin ánimo más que para esperar nuevamente más de lo mismo. Más miedos, más ansiedad, más inseguridad. Toda la vida igual. Toda mi vida igual.


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