UNA FORMA DE MIRAR LA VIDA

UNA FORMA DE MIRAR LA VIDA
mirando a la vida

miércoles, 21 de mayo de 2014

SENTIMIENTOS Y DESPEDIDAS

Y sigo a vueltas con la vida......
Es tan compleja que da para hablar un día, y otro, y otro e incluso, otro más.
Esta vez mi pensamiento va para aquellos seres que nos acompañan, unos durante mucho tiempo, otros un poco menos, algunos casi parece que no dejan ni huella pero en conjunto todos nos aportan algo, todos mueven en nosotros sentimientos diversos, cariño, amor, odio, indiferencia, ternura, lealtad, amistad, compañía, rechazo...... y todos van granito a granito formando a quienes vamos siendo desde nuestra más tierna infancia hasta la hora de decir el definitivo adiós.
Algunos son seres humanos, como tú y como yo, casi idénticos y a la vez completamente diferentes. Pero hoy me voy a centrar esos seres que nos acompañan y que no hablan un idioma formado por palabras, que no siguen esas estrictas reglas sociales, aunque lo intentemos nosotros, que muchas veces son la vía de escape de nuestras frustraciones y que aguantan estoicamente un maltrato inmerecido. También es verdad que son los menos y que hemos aprendido a quererlos y a respetarlos como seres vivos que son, capaces de amar hasta dar la vida, leales hasta el final y en cuyos ojos se puede ver la transparencia de un corazón que sin ser humano es capaz de amar sin condiciones.
Seguro que ya sabéis a quién me estoy refiriendo. Pues sí, a ellos, a nuestras mascotas, a los independientes gatitos y a los leales perros que en algún momento de nuestra vida nos han acompañado, o nos acompañan en este camino que recorremos sin mucho sentido y algo perdidos.
Hace un tiempo, un hermoso y joven ejemplar de pastor alemán entró a formar parte, de alguna manera, de mi familia. Lo primero que hacía no más vernos era ponerse erguida (era una linda perrita) y saludarnos como sólo los perros saben hacer. Iba y venía como una loca dando vueltas alrededor nuestra y en algunos momentos llegó a peligrar nuestro equilibrio del énfasis que ponía en demostrar su alegría y sus ganas de jugar. Lo que más me gustaba a mi,eran sus ojos, como dos botones negros, brillantes, transmitiendo una calided, una lealtad, un cariño que sólo ellos y los seres inocentes saben mostrar.
Fue pasando el tiempo. La familia creció con nuevos miembros a los que ella admitió sin dudar y puso en su lista privada de seres a defender hasta el grado máximo. Le gustaban las caricias y los mimos. Que le rascaras la panza, para lo que se ponía tripa arriba y se dejaba querer. Te dejaba en los piés sus "juguetes" para que los lanzaras e ir a buscarlos o sencillamente intentaras quitárselos. También hizo algunas "trastadas" inocentes, a duras penas dejaba que las plantas crecieran en los maceteros colocados al abrigo del viento, porque ese lugar era su preferido para reposar tranquilamente.o aprovechaba un descuido para salir a explorar los alrededores de la casa, y  a sí, con el día a día se fue formando una convivencia donde ya era difícil pensar que ella dejara de formar parte.
Pero como seres vivos que somos, tenemos un comienzo y, tristemente, un final, además de que estoy plenamente convencida de que también tienen un destino y un camino que recorrer y llegó el final de ese camino, y nos dejó. Sencillamente se volvió una estrella más en el firmamento y nos dejó un hueco difícil de llenar. Ya no oímos sus ladridos de bienvenida, ni "sufrimos" sus lametones de saludo y aunque halla gente insensible que piense que los animales, son eso, animales y que no merecen nuestro dolor, nosotros la echamos de menos y todavía esperamos verla amanecer ladrando y con su paso vacilante por la edad y por su corpulencia.
Te convertiste en estrella, como antes lo hizo mi linda gatita, pero siempre estaréis con nosotros, como lo están todos aquellos que abandonaron el camino dejándonos su cariño y su recuerdo.
La próxima vez que en una noche estrellada mire al cielo, si me ves despistada y no te encuentro, envíame un ladrido. Hasta entonces.

(P.D. En recuerdo a Rufa y a Boti)


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