UNA FORMA DE MIRAR LA VIDA

UNA FORMA DE MIRAR LA VIDA
mirando a la vida

miércoles, 29 de octubre de 2014

ALGUNA VEZ

¿Alguna vez te dije todo lo que representabas para mi? Seguramente no. Me cuesta un sobre esfuerzo dejar entrever mis sentimientos.
Sentí claro tu adiós cuando apagué el ordenador. En el fondo noté una liberación. Había recuperado algo mío. Tiempo. ¡Ando tan escasa de él !.
Las luces del alba empiezan a clarear en el horizonte. Ha sido una mala noche. No sé por qué el insomnio se está haciendo habitual en las horas nocturnas del descanso. Tengo la mente en blanco. No pienso en nada. No recuerdo ningún sueño. De repente, abro los ojos y miro al despertador. El silencio todavía envuelve el momento. Doy vueltas y vueltas en la cama. Las sábanas son testigos de mi deseo de volver a entrar en el mundo de Morfeo, pero se me niega. Al final, me levanto. Voy a tientas, con la luz apagada, a sentarme en un sillón. No pasaría nada si más tarde no tuviera un montón de obligaciones que realizar. Como mantener una piel fresca y un rostro sin ojeras, cuando el sueño es escurridizo, pero para todo hay trucos. La vida es un truco, una magia perfecta.. Quedan dos horas para que suene el despertador. Sé que no voy a volver a dormir. Vuelvo al dormitorio, apago el despertador para que no suene y me meto en la ducha. El agua me revive. La mente se vuelve activa. Tú vuelves a mi mente.
Me digo una y otra vez que no eres real. Me razono tu comportamiento y veo claramente el juego sutil que tratas de llevar conmigo. No lo voy a permitir. Nunca me gustaron los fantasmas, los seres irreales. Ni aún en los cuentos. Está claro que no hay ningún futuro, que no hay nada que pueda salir de esa relación de cuento de hadas. Hace tiempo que no creo en los príncipes que salen de las ranas/sapos que se besan. Las vida me ha demostrado que esos anfibios, siguen siendo eso: anfibios.
El día ya clarea, y con él mi mente. Tengo claro lo que quiero. Conecto el ordenador. Abro tu cuenta y escribo una sola palabra. Tal vez, luego me arrepienta, pero ya estará hecho. Escribo con decisión y la sensación de liberación se acrecienta. ¡ Adiós!. No hay nada más. Para mí, todo está claro.
Apago el ordenador, enciendo la radio y la música mañanera llena el espacio. Abro la ventana y dejo entrar el fresco de esas primeras horas. Me siento sola y , sobretodo, liberada. He ganado espacio. He ganado tiempo.
¿Alguna vez te dije, todo lo que representabas para mí? Seguramente no, porque era: nada. Porque tú eras humo.

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