UNA FORMA DE MIRAR LA VIDA

UNA FORMA DE MIRAR LA VIDA
mirando a la vida

jueves, 13 de noviembre de 2014

NOVIEMBRE

Noviembre. Mes de ánimas, de muertos, de cementerios, de flores naturales y de plástico. Comienza el mes y parece obligado el recuerdo de aquellos que nos precedieron. Yo, como tantos otros, vuelvo año tras año a ese lugar donde se entierran, no solo cuerpos inertes, cenizas, recuerdos... también están ahí dejados, semi-olvidados, los sueños que no se cumplieron, que no nos atrevimos a vivir los, o que no nos dio tiempo de hacerlo y también futuros que se arrebataron sin que se pueda entender el "por qué" de los hechos.
No sé si es morbo, o simplemente curiosidad, pero me gusta leer algunas lápidas, aquellas que más llaman mi atención, o las inscripciones de los ricos y suntuosos panteones. Figuras bellamente talladas, ricas piedras, arte funerario lo llaman. Hasta ahí llega la diferenciación entre ricos y pobres. Todos terminamos en polvo, antes o después, en olvido, pero unos lo hacen dejando bien patente quienes fueron en vida, otros se quedaron con el olvido de la fosa común. Los más les lloraran por un decena de años, tal vez menos y pasarán directamente al olvido.
Sería bueno que nos enseñaran a reflexionar, sentados en un banco del campo-santo. Todos nuestros afanes. Todos nuestros odios, rencores, iras. Todos nuestros amores, sueños, ilusiones. Toda la vida, termina ahí. Ese es el final del camino. Ahí termina la búsqueda. Y entre tanto, ¿qué nos hemos dejado por el camino? La vida.
Los cementerios de las grandes urbes, son como ellas, extraños todos, calles y calles, nichos y tumbas en este primer día de noviembre repletas la mayoría de flores. Algunas solo duraran unos días y el olvido y la tristeza se harán dueños nuevamente del espacio, hasta el año siguiente, con suerte. Otras, las flores de plástico, irán perdiendo sus colores y su lozanía, pero duraran un poco más. Me pregunto si el recuerdo de los que dejamos ahí es tan vivo durante el resto del año, como lo es en estas fechas.
Los pequeños , recogidos y familiares, cementerios rurales, tienen otra forma de existencia, en el fondo el tema floral será el mismo, pero cuando se abre la puerta y los familiares y amigos van entrando es casi como esa reunión familiar que se hacía cuando el difunto todavía estaba con nosotros. Encuentros y charlas se van sucediendo alrededor de lápidas y tumbas. Se habla de vivos y no del muerto, si acaso, se lee otra vez la inscripción y se hace un comentario, así, de pasada, pero rápidamente volvemos al tema principal y es que la vida tiene fuerza suficiente para ser el centro de atención. O eso creemos, porque realmente la fuerza la tiene ella, la parca, la dama negra, la muerte.
Noviembre, mes de las almas, de los recuerdos, de las flores sobre el frío de las lápidas. Bajo la vista y salgo del cementerio, siento como si hubiera ido de visita a verlos a todos y a ninguno. Solo a encararme una vez más con la realidad que negamos sin darnos cuenta.

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