UNA FORMA DE MIRAR LA VIDA

UNA FORMA DE MIRAR LA VIDA
mirando a la vida

viernes, 7 de noviembre de 2014

¡S.O.S., NAVIDAD!

La tarde es magnífica. Luce un sol cálido en un cielo limpio, aunque la temperatura ya se nota más fresca que días pasados y he quedado con una amiga para ir de compras. Me siento bien, feliz, y en paz con el mundo que me rodea. Me propongo disfrutar de la tarde.
Las horas pasan, comentarios, risas, palabras de doble sentido y tiendas se van entrelazando mientras el sol se despide y deja paso a ese techo oscuro y desapercibido que es la noche en el centro de la capital. Al levantar la vista y fijarla en uno de los muchos escaparates que hay en la calle, un nudo se hace dueño de mi estómago y todos los mementos anteriormente vividos  desaparecen como si no hubieran existido. Mi amiga se percata del hecho al no contestar a la pregunta que me había formulado y a la risa que le producía el comentario efectuado. Su cara de asombro, debió de ponerme en aviso de que la desconexión entre las dos era total.
- ¿Qué pasa?, ¿Has visto un fantasma?
Me la quedé mirando. De repente mi felicidad y mi paz con el mundo habían desaparecido. Otra vez esa espada de Damocles la sentía sobre mi cabeza. Otros momentos volvieron de repente a mi mente. Pasaron con la velocidad  un tren AVE y se fueron provocando el mismo viento devastador.
- ¿ Has visto el escaparate? O me estoy equivocando o hace dos días que hemos cambiado de mes.
- ¿Lo dices por la decoración?
- No puede ser, ¡ Otra vez llega la navidad!
Y de repente, las luces se me apagaron, la alegría se fue de viaje y esa tarde maravillosa se convirtió en el horror del conocimiento de que otro año más llegaba la crueldad de: ¡La navidad!
En la primera agencia de viajes que encontré, solicité un viaje para el lugar donde nadie celebre la navidad. Otra vez había conseguido ponerme en paz con el mundo interior y exterior. Este año, por fin, no sabre nada de la navidad. ¡Ufffff....qué tranquilidad!


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