UNA FORMA DE MIRAR LA VIDA

UNA FORMA DE MIRAR LA VIDA
mirando a la vida

sábado, 6 de agosto de 2011

LA FOTO

No puedo quitar la mirada de esa foto colgada en la pared, como perdida en un espacio infinito. Esa foto en blanco y negro cuyos personajes casi no se les distingue la cara, pero si la escena. Es una foto de bodas, todo es negro y gris, salvo el traje de la novia que es de un blanco inmaculado, resaltando del resto de la imagen. No paro de mirarla, sé quienes son, yo también viví ese momento que quedó congelado en la retina de mis ojos. La escena la forman cuatro personas en una calle solitaria de un pueblo cuyas casas empiezan a caer, porque sus dueños las dejaron el día en que fueron coscientes de que en ese lugar no tenían futuro alguno. Una joven mujer, con un vestido largo, blanco y tocada de tul, ramo de rosas blancas en la mano que cae en cascada desde su cintura,  con todas las ilusiones por estrenar al lado del flamante novio con traje, corbata y guantes, aunque fuera finales de una primavera soleada. Los padres de ella escoltando a la joven pareja, con la ilusión de tener casada a la niña y el miedo a reencontrarse otra vez solos en el espacio cerrado de la casa compartida.
Es curioso, miro y remiro la foto. Solo queda viva la novia, el resto dejaron este mundo de manera silenciosa, de uno en uno, dejando pasar los años, los días, las horas. Ahora ya no va con su vestido blanco de ilusión y esperanza. Ahora viste de negro y ya solo vive el día que tiene, porque como los protagonistas de la foto, también esas ilusiones y esas esperanzas han muerto. Es lo que tienen las fotos, te llevan al pasado, conocido, vivido, o no, pero al fin pasado y te muestran retazos de una vida que muchas veces queda tan dentro de los recuerdos, que se pierden.

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