UNA FORMA DE MIRAR LA VIDA

UNA FORMA DE MIRAR LA VIDA
mirando a la vida

lunes, 22 de agosto de 2011

¡QUE IRONIA!

Los vi acercarse, lentamente, cansados hasta la extenuación. Como ellos he visto llegar a miles y desgraciadamente seguiré viéndoles llegar si no paramos la locura del ser humano, su afán de poder a costa de lo que sea y siempre suele ser a costa de la vida de los más débiles.
Una mujer cubierta de los pies a la cabeza, joven en edad, pero envejecida por las circunstancias de una vida dura y mísera, donde desde que nació aprendió a callar y a admitir que su valor era menor que el de una cabra y sin embargo tenía la fuerza suficiente para intentar salvar a sus cinco hijos, aunque en el camino hubiera dejado ya a cuatro y este último, que llevaba en sus brazos, tuviera el tiempo contado si no se actuaba rápido.
Lo tomé entre mis brazos y sin necesidad de ponerlo en el balde que nos servía de improvisado peso infantil, pude darme cuenta del estado de desnutrición que sufría. La mirada de sus grandes y negros ojos se me clavo en el corazón. Todavía tenía fuerzas para llorar,cuando su madre lo depositó en unos brazos desconocidos, como eran los míos. Yo podía salvarle de una muerte segura o por lo menos hacer que esa muerte tardara un poco más en llegar y aún así prefería la seguridad de los brazos maternos.
LLevo quince días en este puesto médico de la ONU, y casos como el de Nambi he visto muchos, todos los días llegan a nuestro campamento mujeres con sus hijos en estado lamentable, y no consigo acostumbrarme a esta letanía de hambre y penuria, de lucha y frustración, de no resignarse a ese sino aciago de haber nacido en una parte del mundo maldita. La gran sequía hace estragos, pero el afán de poder y de riquezas de unos cuantos es mucho más demoledora que la propia falta de agua. Y en pleno siglo XXI vemos en directo como cientos de miles de seres humanos mueren de hambre, de desidia, de abandono, mientras nosotros en nuestro mundo cómodo entramos en una gran crisis, porque no podemos tener un piso, no podemos acceder a la compra de un automovil o no podemos irnos de vacaciones, quince días ,en un crucero. Todo esto me parece subrrealista y cuando mi hermano les dijo a sus hijos que para la noche les iba a dar una cena africana, no pude llegar a entender como en un pequeño gesto les iba a explicar a sus pequeños lo ricos que somos.
Receta para una cena africana:
* Realice lo que tenga por costumbre hacer para la cena.
* LLene el plato de los suyos con lo que cabe en una cuchara sopera  y llene el suyo hasta que no quepa más.
* Cuando protesten por la injusticia, indiqueles que muchos niños no tienen ni eso y que no muy lejos de ellos, algunos tienen platos más grandes y más llenos.
Claro está que esto solo se puede hacer si previamente usted es un experimentado cocinero de verdades humanas. Porque además, somos culpables de que las armas con que se alimenta la violencia y la injusticia en muchos lugares del mundo salgan de nuestro amado y "pacifico" país. Eso sí, somos altruistas hasta la médula, y participamos en todos los proyectos de ayuda humanitaria, vamos a los países en guerra hacer de "hermanas de la caridad" y damos con una mano para paliar lo que deshacemos con la otra. ¡Que ironía!.
En muchas ocasiones me avergüenzo de pertenecer a esta raza suprema.
Nambi me sigue mirando son sus grandes ojos, en los que empiezo a ver un atisbo de tranquilidad cuando le doy para que chupe, una pasta altamente energética que empezara a calmarle los dolores de su pequeño estómago. Esa mirada vale más que todo el poder y las riquezas del mundo. Me siento afortunada dentro de todo este drama. ¡ Qué ironía!

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