UNA PREGUNTA

Es curioso, a la gente le gusta pensar en los extremismos, ponerse en situaciones límites y en eso estaba pensado yo cuando después de las clases tomaba la carretera que me llevaba, como todos los días, a la cotidianidad de mi casa. "- ¿ Qué haría si supieras que hoy es el último día de tu vida?. Encantadora pregunta, no se la respuesta ni me importa saberlo. Pero sí que fué resonando en mi cabeza todo el camino. ¿Qué haría?. Seguramente nada especial, para qué ibas a `hacer cosas y cosas, corriendo, porque el tiempo se acaba. ¿Qué me quedaba por hacer?, ¿Qué me quedaba por decir?, ¿A quién?....
No paraba de darle vueltas al asunto, no encontraba nada extraordinario por hacer. Hoy puede ser mi último día y no encuentro nada que quiera hacer antes de morirme. ¿Estaré muerta ya?.
Lo que todavía no he vivido, o lo he vivido pero no de la manera que me gustaría, es tanto que no se puede vivir en un día, en unas horas. Es volver a vivir toda una vida de nuevo y me supongo que llegaría al punto que estoy ahora, a este vacío, a esta rabia, a esta monotonía que envuelve todo.
Hay poco tráfico y sigo pensando en la pregunta que alguien, con ganas de hablar, ha formulado. -¿Que harias, si hoy se terminara tu vida?. Miro a mi alrededor, me distraigo fugazmente  y de repente unos faros se cruzan en mi camino, hay unas décimas de segundo de titubeo, no entiendo lo que pasa, como un autómata piso el freno, al mismo tiempo oigo el ruido de un frenazo, el impacto me hace realizar un movimiento brusco para adelante y para atrás. Salta el airbag. De repente la nada.
-¿Qué harías, si hoy fuera tu último día de vida?

- Lo que estoy haciendo, nada.