UNA FORMA DE MIRAR LA VIDA

UNA FORMA DE MIRAR LA VIDA
mirando a la vida

jueves, 9 de mayo de 2013

EXPECTATIVAS DEL DIA DE HOY


Cuando nació mi hijo pequeño, estaba llena de ilusiones, de sueños, de ideas que fui tejiendo para que se cumplieran. Quería para mis hijos lo mejor del mundo y desde luego un mundo mejor. Creo que es lo que quieren todos los padres o por lo menos la inmensa mayoría. Siempre hay descerebrados que les da lo mismo todo, pero son una gota en el océano de la paternidad. (Entiéndase paternidad/maternidad)
El tiempo ha pasado y mis retoños dejaron de ser niños y dejaron mis sueños para tomar los suyos, que es lo que debe ser, pero mis sueños seguían ahí y yo seguía trabajando duro para que vieran la luz de la realidad. ¡ Tonta de mí !. Sólo yo tenia esos sueños, que ahora se vuelven contra mí de la manera más cruel.
Dicen los libros de autoayuda que el problema es que los seres humanos creamos expectativas en torno a los demás y que luego cuando no se cumplen nos sentimos decepcionados. Pueden tener razón, pero, ¿qué padre/madre no tiene expectativas en relación a sus hijos?. Yo, soy un claro ejemplo de ello. Luche, trabajé y aguanté carros y carretas por darles lo mejor que tenía, además de mi amor incondicional, porque los quiero más que a mi propia vida, que dicho sea de paso no es tanto, porque a mi vida no la quiero tanto y cuanto.
Intenté darles una educación esmerada y una cultura amplia. Les puse a su alcance todas las herramientas para que pudieran formarse intelectual y culturalmente, porque buena gente ya intenté que fueran y creo que eso, por lo menos, lo he conseguido.
A lo que quiero llegar es al hecho de que, cuando esperas ver a tu hijo formarse, cuando crees que tiene confianza en tí, para hablar de todo, cuando le demuestras con tu forma de actuar que confías en él y que piensas, es conocedor de la realidad de esta sociedad consumista y desbaratada, que tienes fe ciega en él; Llega un día en que te das cuenta que frente a tí, no hay más que una persona que vive alquilada en tu casa, pero que no paga alquiler, que vive su vida sin tenerte en cuenta para nada, pero que sí le tienes que tener en cuenta tú. De la noche a la mañana se convierten en extraños aquellos que amas con todas tus fuerzas y por los que has dado todo y te sientes decepcionado y defraudado porque cuanto tomaron sus sueños a cambio de los tuyos no pensaron que, de alguna manera, podían herirte en lo más profundo y dejarte seriamente dañada, pero eso es un riesgo del mayor sueño del ser humano: Los hijos.
Me siento herida, creo que no merezco esa dureza, o tal vez sí, porque tal vez me equivoqué en tener sueños que no me correspondían a mí, pero sea como sea, al final ellos harán lo que deban o no hacer y yo quedaré esperándolos siempre con los brazos abiertos llenos de ternura y cariño.
Decepcionada, defraudada pero siguen siendo mis hijos y en el fondo me siento orgullosa de ellos, aunque hayan hecho trizas mis sueños.


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